«Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces»
Lucas 22:34
Un mecanismo de defensa le estaría brindando tiempo al ex presidente Felipe Calderón para adaptarse a una realidad que lo dejará en un breve lapso de tiempo sin libertad. Y es que a Felipe de Jesús el gallo le canta, cada que se cuestiona su actuación durante los 6 años que gobernó México.
El estado permanente de negación en el que ha entrado en los últimos meses, lo ha empequeñecido, aún más, como opositor y portador del cambio en el primer período de gobierno del Presidente Andres Manuel López Obrador.
Pero volvamos al convulso año 2006, al final de la polémica elección presidencial y al comienzo del gobierno de Calderón donde habría de negarse de manera absoluta, sin condición y alternativa de ningún tipo: al otro; dando inicio así al período sexenal más oscuro de las últimas décadas.
Comenzó con el tristemente célebre «Haiga sido como haiga sido» negando la democracia, se negó la paz con la guerra contra el narcotráfico, negó el derecho de libre
tránsito, con los retenes militares en todo el territorio nacional, negó la libertad de prensa y de expresión con la censura a medios de comunicación y con los asesinatos de periodistas, negó la libre manifestación con la disolución violenta de manifestaciones, de trabajo con el golpe al SME, la soberanía nacional con las reformas entreguistas, la vida con los miles de desaparecidos, con los periodistas asesinados, con lo sucedido en la guardería ABC, las masacres a estudiantes y los feminicidios.
Afirmándose por tanto el carácter autoritario, antidemocrático y dictatorial de Felipe Calderón, y con ello afirmó el neoliberalismo, la continuidad del régimen, la corrupción, la persecución, el entreguismo, la simulación, el individualismo, la indiferencia y el poder sin sentido.
Habría que decirle a Felipe Calderón Hinojosa que negar categóricamente lo evidente, no resulta suficiente, su moral está totalmente derrotada.
Durante su administración no hubieron, ni siquiera decisiones difíciles, hubo eso si excesos, intolerancia, y abusos.
Quizá al ex mandatario le queden dos caminos: pedir perdón y aceptar su responsabilidad por las graves faltas durante su sexenio o negarlo categóricamente todo; negar su alcoholismo, y sus manos limpias, negar al PAN, negar la estela de luz, negar los avionazos donde murieron sus dos secretarios de gobernación, negar su entreguismo, negar su pasado y su presente, negar de nuevo a Garcia Luna y su narco estado, negar a Margarita Zavala, negar de nuevo al tumbaburros y de paso a Hilberando Zavala, negar las asambleas de México Libre, negar el sufrimiento de los miles de deudos y los daños colaterales, negar la usurpación que causó tanta desgracia, negar el repudio en plaza pública, negar la complicidad que aún se asoma, negar su deshonra, negarse así mismo tantas veces, hasta la ignominia, negarse hasta que no quede sombra de «Felipe el Oscuro» negar la distopía que fue, que niegue a la minoria que represento, que niegue a la reacción que lo acompaño, que nos niegue a todos. Quizá sea mejor, quizá se diluya tanto que en la negacion misma, lo haga desaparecer. Hasta que su nombre, su historia, sus pasos, sus palabras y sus hechos sean borrados totalmente de nuestra memoria.