Son raras las ocasiones en las que se puede apreciar el crecimiento de una figura hasta que ésta se convierte en leyenda y Tom Brady representa una de esas extrañas oportunidades.
Durante dos décadas en las que ha jugado al más alto nivel de exigencia, Brady creció ante nuestros ojos. En 2001, lo vimos entrar al campo como un jugador más en un roster, que fue llamado para llenar el hueco que dejó una lesión, y desde ese momento hemos sido testigos de su crecimiento hasta convertirse en una leyenda sin necesidad de haber siquiera aún puesto fin a su carrera en la NFL.
De cara al lanzamiento de la serie “Man In The Arena” en ESPN+ (Episodio 1, martes 16 de diciembre, 9 p.m. ET), daremos un repaso a los cinco mejores juegos en la carrera de Brady, quien llevó a los New England Patriots a convertirse en la más reciente y más duradera dinastía en la historia de la NFL, para luego ser la figura que regresó a los Tampa Bay Buccaneers a ser relevantes con un triunfo en el Super Bowl LV.
En este recuento no aparece algún juego de Brady con el uniforme de Buccaneers, pues a pesar de impulsarlos a la cima de la NFL, no ha tenido un juego que pueda considerarse históricamente trascendente.
Sí. Brady convirtió a Tampa Bay en el primer equipo que gana el Super Bowl en su propio estadio, pero lo hizo ante un rival que llegó al juego por el título de la NFL prácticamente desarmado por las lesiones.
Es probable que una vez que decida colgar el casco y las hombreras, incluyamos algún duelo de Brady como quarterback de los Buccaneers en los recuentos que hagamos en ese momento, pero, por ahora, las mejores actuaciones que el No. 12 y futuro miembro del Salón de la Fama ha tenido son con el jersey con el que se convirtió en leyenda viviente de la NFL.
NACÍA LA LEYENDA Y NO LO SABÍAMOS
Los Patriots buscaban dar el salto a la relevancia hace 20 años de la mano de Drew Bledsoe, quien sufrió una grave lesión en el pecho por un fuerte golpe del linebacker de los New York Jets, Mo Lewis y tuvo que salir de ese encuentro.
Brady, quien estaba en su segundo año en la NFL, fue llamado para entrar al campo y llevó a New England hasta el Super Bowl.
Los entonces St. Louis Los Angeles Rams eran amplios favoritos para ganar el título, luego de haberlo conquistado un año antes, pero la magia de Brady se impuso y en un final dramático en el que puso a su equipo en posición de anotar el gol de campo de la victoria, le dio a los Patriots uno de los triunfos más improbables en la historia de la liga y al mismo tiempo, puso el cimiento para lo que se convertiría en una de las carreras más exitosas en el deporte profesional.
La historia la conocemos de memoria, pero cada año que pasa, se vuelve más increíble.
LLUEVE, TRUENE, RELAMPAGUE ¿Y HASTA CON NIEVE?
El 18 de octubre de 2009 fue un día extraño en el área de New England. Faltaban dos semanas para Halloween, casi mes y medio para el Thanksgiving Day y el clima hacía pensar que la Navidad estaba a la vuelta de la esquina con una nevada que pintó de blanco el Gillette Stadium.
Regularmente, la lluvia y la nieve son condiciones como para que un quarterback haga gala de su brazo, pero no para Brady, quien ese día se destapó con seis pases de touchdown, cinco de ellos en un cuarto, para destrozar a los Tennessee Titans con blanqueada de 59-0.
Cuatro de los cinco envíos de anotación de Brady en el segundo cuarto fueron de al menos 30 yardas, incluido uno de 40 a Randy Moss y otro de 38 a Kevin Faulk.
MIRA Y APRENDE, MAHOMES
El Juego de Campeonato de la AFC de la temporada 2018 fue una montaña rusa de emociones de la que Brady salió con la última sonrisa en su duelo ante Patrick Mahomes, quien ya se erigía como el quarterback sensación de la NFL apenas en su segundo año en la liga.
Si bien un error mental (castigo por invadir la zona neutral de Dee Ford) le abrió las puertas a los Patriots para empatar el marcador en los segundos finales del cuarto periodo, Brady dio una cátedra de cómo arrastrar a la defensiva rival con pases cortos, precisos y letales. Literalmente, desgarró el corazón de los Kansas City Chiefs con cada una de las 75 yardas que los Patriots avanzaron en una serie de 13 jugadas que concluyó con la carrera para anotación de dos yardas de Rex Burkhead.
A Brady aún le restaba ganar el Super Bowl LIII y jugar un año más con los Patriots, pero el duelo en el que le dio a Mahomes una valiosa lección sobre cómo resolver duelos de alto perfil y presión extrema podría considerarse el último gran partido que el quarterback disputó enfundado en el jersey de New England.
CON PERMISO, RAVENS
El camino a la conquista de su cuarto anillo de Super Bowl no fue sencillo para Brady y los Patriots y su primer obstáculo entre ellos y su meta eran unos Baltimore Ravens que llegaban a con un equipo balanceado y que contaba con una eficiente defensiva.
Los Ravens no llegaron a Foxborough como favoritos y rápidamente demostraron que su misión era llevarse la victoria a casa al lograr irse arriba en el marcador por 14 puntos en el primero y tercer cuartos.
Los Patriots no dejaron de pelear y borraron ambos déficits, y en el tercer periodo, con dos pases de touchdown, incluido uno de 51 yardas de Julian Edelman a Danny Amendola en una jugada sorpresa, empataron la pizarra a 28-28.
Baltimore recuperó la ventaja con un gol de campo, pero Brady tuvo la última palabra y con su tercer pase de anotación del juego, de 23 yardas a Brandon LaFell, llevó a New England a ganar un encuentro que pareció perdido en dos ocasiones.
Semanas más tarde, Brady y los Patriots vencerían a Seattle en el Super Bowl XLIX.
LA CONSOLIDACIÓN
Tom Brady ya había mostrado su capacidad para comandar grandes remontadas. Ya lo había ganado todo y quizá sólo le restaba hacerlo en el marco más grande que la NFL puede ofrecer: el Super Bowl.
La edición LI del juego por el título de la NFL fue esa oportunidad. Los Patriots comenzaron erráticos, algo fuera de norma para un equipo de Bill Belichick, incluso, perdieron dos veces el balón en pérdidas que los Atlanta Falcons capitalizaron con creces, incluida una intercepción a Brady devuelta para touchdowns.
El inicio del tercer cuarto no fue mejor e incluso, Atlanta aumentó su ventaja al poner la pizarra 28-3. Fue entonces que Brady, con New England abajo por 25 puntos y con el Trofeo Vince Lombardi en juego, comenzó a montar el regreso más espectacular en la historia de la NFL.
Al tiempo que su defensiva lo respaldó al frenar a la ofensiva de los Falcons y también con un robo de balón, el No. 12 llevó a su ofensiva a anotar en cuatro posesiones consecutivas y hacer buenas un par de conversiones de dos puntos para forzar al tiempo extra.
Los Patriots no le prestaron el ovoide a Atlanta en el tiempo suplementario, luego de que Brady los llevó a recorrer 75 yardas para el touchdown en carrera de dos yardas de James White con el que New England reclamó su quinto anillo de campeón de la mano de un Tom Brady que había disipado cualquier duda sobre el tamaño de su figura en la historia de la NFL.
Fuente: ESPN.