En este primer aniversario del primero de Julio de 2018, fecha que marcó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, es necesario hacer un análisis de lo que su figura representa, para entender las políticas y acciones del actual gobierno.
Su pensamiento político es principal y esencialmente de ruptura. No sólo con el viejo régimen, sino con conceptos clave que permanecieron arraigados en el dogmatismo puro. El ser de izquierda (idea que va a deconstruir) para decir que «más allá de cualquier consideración ideológica, ser de izquierda, es ser de buen corazón» genera básicamente una ruptura con la rigidez conceptual del término y aterriza el concepto de izquierda, a donde el ciudadano puede sentirse identificado con un discurso que le era ajeno; dotándolo así de un nuevo significado, que ahora invita a querer el bien común.
Para transformar, hizo falta más que una campaña, la ruptura con el sistema político tradicional, se dio a nivel de generar un discurso apartado de la demagogia de izquierda y de derecha. Regresó al pensamiento fundacional de nuestro país y puso en el debate político «el amor a la patria» y con ello un concepto abstracto y monopolizado por el poder religioso: El amor al prójimo.
El centralismo de la lucha política no es ya «El poder por el poder» sino el otro o los muchos otros. Rompe con la idea tradicional, de que la política es solo para los políticos, parte con un antes y un después, con su discurso; no se luchará sólo por cargos, se lucha por transformación de la vida pública del país.
La ruptura con la política tradicional que lo precede, la lleva al aspecto de la concientizacion. Cuestiona las estructuras de domino del estado, los esquemas que perpetuaron el poder durante largos períodos.
Y separa, es decir, rompe al decir que: «debe separarse el poder económico, del político» para que exista una verdadera democracia.
Lleva a otros aspectos su modelo rupturista, al terminar con la parafernalia que caracterizó a otros mandatos, pero su principal ruptura, la constituye la forma de hacer política. Ahora el discurso político lleno de todos estos conceptos no se repite sin sentido, se analiza, pero sobretodo se interioriza.
La ruptura con el viejo régimen inició desde que Andrés Manuel López Obrador comenzó el largo camino para transformar al país. Por ello un análisis del aniversario del triunfo que marcó su llega a la Presidencia de la República; debe llevar necesariamente a incorporar estos elementos de ruptura, para dimensionar su tamaño real. La ruptura nos conduce al cambio.