En Tepotzotlán, donde el poder parece ser un asunto de herencia y conveniencia, Movimiento Ciudadano vuelve a hacer de las suyas. María de los Ángeles Zuppa, presidenta municipal en su segunda administración, ha solicitado licencia para dejar el cargo en manos del segundo regidor, Juventino Lozano Vargas. La maniobra, que se gesta con la opacidad característica de MC, se inscribe en la lógica de los acuerdos en lo oscurito y las decisiones de último minuto que tanto gustan a los actores políticos que simulan gobernar con transparencia.
Zuppa, cuyo apellido es sinónimo de poder en la región, no es ajena a estas jugadas. Su padre ha ocupado la presidencia municipal de Tepotzotlán en cuatro ocasiones, y su continuidad en el poder solo confirma que en ciertos municipios del país la democracia es más una simulación que una práctica genuina.
La entrega de la orden del día para el Séptimo Cabildo Extraordinario dejó en claro que las formas ya no importan. Sin previo aviso y sin una explicación detallada para la ciudadanía, la alcaldesa decidió apartarse y ceder la silla a Lozano Vargas, quien asume el encargo por ministerio de ley. ¿Es esto parte de una estrategia política mayor? ¿Una salida anticipada con fines escapatorios? ¿Un reacomodo obligado de fuerzas dentro de MC?
El problema no es solo el relevo en sí, sino la diversas incógnitas que acerca. En lugar de informar y justificar con claridad las razones de la licencia, el ayuntamiento actúa con la premura de quien teme la reacción pública y publica un video que deja más sospechas.
Los gobiernos que dicen trabajar “para el pueblo” deberían empezar por rendir cuentas a ese mismo pueblo. La ciudadanía de Tepotzotlán merece respuestas. ¿A dónde se va la presidenta? ¿Cuáles son los términos de su licencia? ¿Es temporal o definitiva? ¿Se trata de un paso estratégico de cara a algún operativo? ¿La Fiscalía está cerca? Hay un sin fin de teorías, incluso se habla del deterioro de la salud de su padre.
El momento está puesto, MC en Tepotzotlán vuelve a confirmar que el problema no es solo una familia o el color del partido, sino la falta de compromiso con la rendición de cuentas de cada uno de los funcionarios involucrados. Mientras tanto, la silla municipal queda en manos de un interino, en lo que parece ser solo una jugada más del cacicazgo anaranjado.