21 de febrero del 2024
El vuelo de la corrupción ha sacudido a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), luego de que se revelara que la administración de Enrique Graue avaló la compra de una aeronave bajo el pretexto de crear un «laboratorio aéreo» para estudiar los ecosistemas y el cambio climático, pero que en realidad está siendo utilizada para fines privados.

La avioneta, bautizada como K´usam, fue adquirida durante la gestión de Graue por Armando Peralta, secretario técnico de vinculación del Instituto de Geografía de la UNAM, quien curiosamente es también su principal custodio. Lo alarmante es que Peralta, responsable del proyecto, posee una empresa en Quintana Roo dedicada a la venta de información aérea similar a la que se recolectaría con K´usam. Aún más sospechoso es su declaración de que la UNAM está dispuesta a vender los datos recopilados a empresas privadas.
La UNAM se ha negado a revelar los costos de la avioneta y las modificaciones realizadas, argumentando confidencialidad con la empresa vendedora, Textron Aviation Inc. Sin embargo, en su Informe de Actividades, sugiere que el costo podría alcanzar los 22 millones de pesos, una cifra exorbitante en comparación con el valor comercial real de la aeronave.

Y mientras el negocio de la corrupción sigue elevando el vuelo en la UNAM, Enrique Graue y Leonardo Lomelí Vanegas, continúan muy quitados de la pena, resguardándose en la hipócrita autonomía universitaria.


Este escándalo ha generado indignación entre la comunidad universitaria y la opinión pública, pues pone en entredicho la transparencia y la ética de una de las instituciones más prestigiosas del país. La UNAM se enfrenta ahora a duras críticas y demandas de rendición de cuentas ante este flagrante mal uso de los recursos universitarios.