Los escombros fueron retirados, los edificios demolidos y la ineptitud de las autoridades maldecida. Las víctimas que no fueron reconocidas por nadie quedaron en el olvido, y el sentimiento de solidaridad del pueblo mexicano que afloró cuando más era necesario terminó por erosionarse. Todo cambió, y a la vez, todo parecía volver a ser como antes de aquel jueves 19 de septiembre de 1985.Ese mes de septiembre, las radios hacían cantar a la sociedad con Déjame vivir de Rocío Dúrcal y Juan Gabriel. El Divo de Juárez competía en popularidad con un joven Luis Miguel de 15 años, cuyo tema Palabra de honor rivalizaba con Querida hasta que Lucía Méndez irrumpió en la lista con Corazón de piedra.En las salas de cine, los estrenos internacionales más comentados eran Volver al futuro, El regreso de los muertos vivientes, Mad Max y Los Goonies. En México, las producciones nacionales lanzaban títulos como Narco terror, El día de los albañiles 2, El rey de la vecindad y, quizás la más destacada, Gavilán o paloma, película biográfica de José José, protagonizada por él mismo, que coincidió en su estreno con el 19 de septiembre de 1985.Aquel jueves, la rutina parecía normal. Millones de personas se dirigían a la escuela, al trabajo o a sus quehaceres cotidianos. En televisión, el noticiero Hoy mismo de Lourdes Guerrero transmitía en vivo cuando el set empezó a crujir. Con una sonrisa nerviosa, la conductora anunció:> “Está temblando, está temblando, un poquitito, no se asusten, vamos a quedarnos… les doy la hora… siete de la mañana dieci… ¡ah Chihuahua! Siete de la mañana, 19 minutos, 42 segundos tiempo del centro de México (…) vamos a tomarlo con una gran tranquilidad”.La magnitud del sismo, se sabe hoy, fue de 8.1 grados. De acuerdo con la UNAM, la sacudida destruyó una falla ubicada a 180 kilómetros bajo las costas de Michoacán y Guerrero. Durante el minuto y medio que duró el movimiento, cerca de 8 millones de personas fueron testigos de cómo una ciudad con más de cinco siglos de historia se desplomaba sobre sus propios cimientos.El 19 de septiembre de 1985 marcó no solo una tragedia, sino también un antes y un después en la memoria colectiva de México.